Julián Rodríguez

Nació en Ceclavín, Cáceres, en 1968. Sus obras han sido publicadas por Random House Mondadori: "Lo improbable" (2001), novela; "La sombra y la penumbra" (2002), volumen con tres novelas cortas; y "Ninguna necesidad" (2006), novela; esta ultima fue elegida uno de los mejores libros de narrativa del año por "El País" y obtuvo el Premio Ojo Crítico. En 2004 publicó "Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás", que inauguraba su ciclo de libros autobiográficos "Piezas de resistencia".

27.6.07

DE RECIENTE PUBLICACIÓN


Lo improbable y otras novelas
Debols!llo, junio de 2007
334 páginas
ISBN 978-84-8346-382-6

Texto de contracubierta:
Saludado por la crítica como un "escritor que hace soñar con la posible renovación de la novela actual", Julián Rodríguez es dueño de una prosa muy personal que usa con inteligencia la elipsis, lo sugerido y no contado, para hablarnos de los náufragos y nómadas de la sociedad actual. Nosotros. Nihilismo, eogísmo y desconcierto están en todos los protagonistas de sus novelas que, por primera vez, se reúnen en el volumen que el lector tiene en sus manos.
La primera de ellas, Lo improbable (2001), es una historia de amor que transcurre en lugares de paso, de veraneo, parca en palabras y llena de sugerencias como una película de Eric Rohmer. Le siguen La sombra y la penumbra (2002), compuesta por tres historias en las que los destinos de los siempre indefensos protagonistas se resuelven entre el campo y la ciudad, y Ninguna necesidad (2006, premio Ojo Crítico de Narrativa), en la que el recurso de narrar lo indirecto y la economía del discurso se mantienen para construir la historia de una pérdida, de una muerte, de un tiempo aplazado.

A destacar:
La fotografía de David Williams elegida por Julián Rodríguez para ilustrar la cubierta de esta novela pertenece al mismo ciclo al que pertenecía la de Lo improbable (aunque ésta fue retocada y virada al azul): Pictures From No Man' s Land, de 1984.

Texto del prólogo:
(FICCIONES Y DOCUMENTOS)
Este volumen reúne tres libros diferentes (Lo improbable, La sombra y la penumbra y Ninguna necesidad) y diez años de escritura y reescritura: los que van desde el verano de 1996, fecha de inicio de Lo improbable, hasta diciembre de 2006, cuando, al revisar esa misma novela para componer estas páginas, decidí eliminar veintiséis frases y más de un centenar de palabras.
La reescritura es para mí tan importante como la escritura. Y no sólo "volver a escribir lo ya escrito introduciendo cambios", sino también "volver a escribir sobre algo dándole una nueva interpretación". Una interpretación afectada por el tiempo, es decir, en evolución debido al paso del tiempo.
Primero creemos que escribimos una novela autobiográfica (como un exorcismo). Luego suponemos que la novela es también generacional. Al fin, comprendemos que la novela se ha vuelto, de repente, histórica. (Porque el tiempo ha hecho de ella un documento, otro documento más.)

Tiempo. Diez años. Un ciclo.
"En realidad, todas las historias suceden a la vez en pasado, presente y futuro. Podría decirse que resulta inevitable. Cada personaje, al ser ‘representado’, carga ya con la consumación de su pasado, la realidad de su presente y la incertidumbre de su futuro." Esto dice la cita de Leonardo Sciascia que abre Ninguna necesidad, y que podría haberlo hecho en cualquiera de los dos libros anteriores. En todos ellos las historias suceden en pasado, en presente y (muchas veces) en futuro. Y las protagonizan personajes casi siempre sin nombre.
¿Las protagonizan o, más bien, las viven como vidas comunes nada distintas de otras vidas también comunes? El autor quisiera esto último. Aunque parezcan crípticas, las palabras de Günther Guben en una de las novelas cortas de La sombra y la penumbra tratan sobre este asunto: "Me esfuerzo por dejar algo al descubierto donde aparentemente todo está al descubierto".

Algo. Este volumen (tiempo encapsulado) es el final de algo o el principio de algo. Comienza un nuevo ciclo. Al revisar todas sus páginas, a ratos cansado de mí mismo, me he dado cuenta de ello. Las ficciones narradas y a la postre convertidas en documentos han operado, incluso “sentimentalmente”, en algunos momentos de la realidad circundante, en mi realidad. Para provocar o para consolar. Era algo que no esperaba cuando comencé a escribirlas y no puedo sino estar agradecido.
Como también lo estoy a quienes las publicaron: Constantino Bértolo siempre, y Claudio López de Lamadrid, junto a Mónica Carmona, después. A María Casas le debo su recopilación.

Julián Rodríguez, abril de 2007
Primera reseña:
"Vuelo en tierra"
JORDI GRACIA - El País (Babelia; "Equipaje de bolsillo") - 23/07/07
Juntas hacen un efecto aún mejor que cuando fueron saliendo en sus respectivos volúmenes las novelas cortas de Julián Rodríguez de los últimos diez años: Lo improbable, La sombra y la penumbra y la más reciente y espléndida Ninguna necesidad. Todavía es más claro ahora que vuela en tierra, que la elipsis y la alusión, el retal si asir y el paréntesis están postrados a la tierra vivida, la memoria individual y nunca anodina o banal, y la propia biografía en marcha. No olvidan la vida de cada día de un mundo que agoniza cerca de Extremadura, pero tampoco se conforma con él ni lo adora.
Es un escritor especial Julián Rodríguez y su mejor secreto es la regulación del laconismo y la alusión no críptica sino evocativa de zonas sentimentales o carencias emotivas despojadas de énfasis, cargadas siempre de intención, incluida la intención ideológica y política. La sutileza ahí es todavía superior, antipanfletaria porque es literatura muy fresca, simula la improvisación pero es calculador, y seduce sin sacudirle a uno por las solapas, volando en tierra.

NINGUNA NECESIDAD en EL MUNDO

"Ninguna necesidad"
ÁNGEL BASANTA - El Mundo (El Cultural) - 27/07/06
Me ha interesado mucho esta singular novela de Julián Rodríguez (Ceclavín, Cáceres, 1968). Su libro anterior, Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás (2004), de carácter autobiográfico y composición híbrida, constituye una muestra del mestizaje supragenérico que representa una vanguardia en la narrativa actual. En una situación de duda del narrador ante su cometido ("¿Para qué narrar?") enseguida surgían respuestas: "alguien querrá saber. Muchas veces me he dicho que escribo porque hay una voz colectiva (la mía entre ellas) que dice `Queremos saber´".
Nada me parece mejor que estas consideraciones para introducir el comentario de Ninguna necesidad, novela extraña, diferente a lo que suele ser habitual en estos tiempos tan sometidos al mercadeo, con ideas y pensamiento expresados por vía narrativa, audaz en su concepción y estructura desde su ascetismo estilístico sustentado en la frase breve, la sintaxis nominal y la enumeración hasta las diferencias formales entre capítulos de corta extensíon que a veces constituyen auténticos microrrelatos, poemas en prosa, fragmentos epistolares y variaciones o citas intertextuales de literatos como Pavese, De Sena, Leopardi, más los autores de los textos de cabecera, Céline, Sciascia y Beckett, todos implicados en el contenido y desarrollo del discurso narrativo.
El antetexto en el que Sciascia indica que "todas las historias suceden a la vez en pasado, presente y futuro" porque "cada personaje, al ser `representado´, carga ya con la consumación de su presente y la incertidumbre de su futuro" adelanta buena parte del planteamiento, construcción y sentido de Ninguna necesidad. Su protagonista visita a un amigo hospitalizado al que le quedan siete días de vida. Con el recuerdo del Muerto como imagen recurrente y acicate para la rememoración de experiencias compartidas, el anónimo protagonista viaja a un lugar de la costa portuguesa. La dicotomía entre el pueblo natal de ambos en Extremadura y la ciudad costera sirve para marcar graves diferencias en la memoria del protagonista. En esto se fundan los dos planos del relato, unidos por las cajas de fotografías del Muerto que el amigo lleva consigo para clasificar. Un plano se centra en las cicatrices de la memoria de lo vivido en el mundo inmóvil de aquel pueblo agrícola fronterizo, donde fueron niños pobres de otra época y de donde salieron con trayectorias distintas. En el otro plano se rememoran la relación amorosa entre desiguales del protagonista con la hija de una familia portuguesa enriquecida en el negocio de la navegación aérea y también las experiencias del protagonista como empleado de aquella empresa. Todo el discurso, técnicamente sustentado en la fragmentación y la elipsis, está formado por los recuerdos del protagonista y su asociación de situaciones y episodios fundidos en amalgama temporal que une y desordena la sucesión cronológica de lo rememorado y vivido en esos siete días mediante analepsis y prolepisis que recuerdan sucesos anteriores o anticipan algo futuro. Y la necesaria verosimilitud de tan subjetivo y laboriosos desorden temporal tiene su fundamento y carta de naturaleza en la condición del Muerto que sea da como enterrado y a la vez en los últimos días de su vida.
Más allá de su experimentación formal, ludismo e intuición creadora, bien dosificados y nada gratuitos, Ninguna necesidad ofrece una original reflexión sobre el amor y la muerte, sobre la desigualdad en nuestro mundo globalizado, escrita con ingenio, ironía y humor que atemperan la hondura de pensamiento en muchas páginas. Y el texto amplía su significado gracias a la sutil estructuración en simetrías que repiten motivos cambiando matices importantes. Son obras así, con su trabajada imperfección, las que contribuyen a explorar nuevos caminos en la evolución de la novela. Por ello deben leerse con atención.