LA SOMBRA Y LA PENUMBRA en EL PERIÓDICO DE CATALUÑA
"Valor de inquietud"
JORDI GRACIA - El Periódico de Cataluña (Libros) - 13/09/2002
Al menos desde Lo improbable, una novela de 2001, Julián Rodríguez fijó un modo de narrar original e inquietante. Y no es sólo un modo de hablar, sino de describir el tipo de prosa de un autor cuyo efecto es la inquietud, la inseguridad, el sentimiento de pisar territorio dudoso; y de ese sentimiento surge parte de la razón para seguir leyendo, sin nada que ver con la intriga narrativa sino con la urdimbre de un texto escrito. En la narrativa de Rodríguez, que acaba de publicar La sombra y la penumbra, mandan las voces de los personajes porque hay una deliberada ausencia de la autoridad del relato: el efecto estético es la dispersión, la atomización de las cosas, frías, desvaídas, como si encajasen allí con pereza o al hilo del puro azar.
La inquietud procede de los vacíos -sucedía ya en Lo improbable- de las historias que se cuentan, procede de la ausencia de lo importante porque el autor quiere disminuir la presencia de lo fuerte a favor de sus efectos, de su periferia, de lo que genera en los ánimos y conductas de los personajes. Las defecciones, el sentimiento de frustración o la plena conciencia de lo incompleto e insuficiente están por debajo de este modo de contar, como si fuese el mejor modo de expresar la fragilidad de la vida y la precariedad de nuestros saberes sobre ella y nosotros mismos: la vida como sombra y la penumbra como forma de contarla.
Lo inquietante tiene, aún, otra fuente: la construcción de un territorio original en la novela reciente porque está hecho de tierra labrada y encinares, de un ámbito que es la región de Extremadura, pero donde viven periodistas y escritores, o gente que hace vida moderna y sin embargo sigue, con internet y ordenadores, pegada al mundo de quienes aún cavan, y siguen cavando hasta la última línea del libro, o quienes han de podar, o quienes pasan y vuelven por la misma ruta, sólo cabeceando para saludar y despedirse.
Decir de un libro que es inquietante es decir que tiene valor literario, que aspira a ser algo más que una historia contada. Aquí, en realidad, son tres, porque el libro agrupa tres novelas breves con sentido unitario (la mejor, la segunda). Están juntas no sólo porque las reúne el lomo sino porque comparten una sutil coherencia de mundo, algún enlace discreto y una común intención: la desolación sin dramatismo, una tristeza vaga, una forma de saber sobre la derrota que no es resignación ni catastrofismo sino lucidez y piedad.
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