Julián Rodríguez

Nació en Ceclavín, Cáceres, en 1968. Sus obras han sido publicadas por Random House Mondadori: "Lo improbable" (2001), novela; "La sombra y la penumbra" (2002), volumen con tres novelas cortas; y "Ninguna necesidad" (2006), novela; esta ultima fue elegida uno de los mejores libros de narrativa del año por "El País" y obtuvo el Premio Ojo Crítico. En 2004 publicó "Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás", que inauguraba su ciclo de libros autobiográficos "Piezas de resistencia".

22.6.06

NINGUNA NECESIDAD en LA RAZÓN

"Como pasos que no suenan"
Mª JOSÉ GIL-BONMATÍ - La Razón (Caballo verde) - 22/06/2006

De vez en cuando, en esta tarea, uno se encuentra con libros con los que no sabe qué hacer, y "hacer" significa, más concretamente, cómo encararlos. Y, la verdad, no me molesta confesar ese desconcierto, porque considero que esa capacidad de ofrecer resistencia y hacernos sentir una momentánea pérdida de visión del paisaje y contornos literarios no es sólo un gran mérito narrativo, sino que debería de ser una necesidad en quienes los comentamos. Digo esto porque los lectores de hoy nos hemos ido acostumbrando a una forma de leer que nos permite asimilar sin hacer la digestión, y textos como este de Julián Rodríguez, Ninguna necesidad, que se resiste a ese inventariado de lugares comunes literarios y sentimentales, nos obliga a reordenar el proceso y a recuperar así el necesario sentido de la lectura.
La trayectoria de Julián Rodríguez, desde su aparición con Lo improbable, pasando por el volumen de novelas cortas La sombra y la penumbra o el libro autobiográfico Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás, hasta esta segunda novela, es la de un autor brillante, de extraña exigencia literaria y difícil de catalogar; alguien obstinado en escribir en y desde los márgenes del hecho literario para hacer de esos bordes en los que también transcurre la existencia el centro de unas ruinas y daños desapercibidos.
Ninguna necesidad está escrita desde esa misma vocación de los alrededores narrativos. De entrada, se trata del viaje de alguien hecho por un amigo muerto que, sin embargo, busca escribirse al margen de esa "necesidad" que la pérdida suele construir y que acaba siendo retórica de la autocompasión. Pero también se trata del viaje de alguien que busca alejarse, aunque sin conseguir dejar atrás la frontera entre dos mundos y horizontes, el de un campo sembrado y el de los complejos turísticos de lujo. Por otra parte, Ninguna necesidad se construye sobre la voz de un narrador que, además de utilizar esa estrategia narrativa de, digamos, merodear alrededor de una presa, tiene el hábito de mirar, con una atención extrañamente selectiva, a los márgenes del paisaje que recorre, pero también del paisaje que ha hecho que sean quienes son esos personajes y, más allá, a los márgenes del lenguaje que utiliza para contarlos sin traicionarse ni traicionarlos.
La escritura de Julián Rodríguez, que practica los silencios narrativos como propósito, más que contra lo obvio, contra la deshonestidad, nos obliga a transitar por el borde de un precipicio, en el que nos sentimos sin espacio para respirar y sin sitio al que agarrarnos. Seguramente es la mejor forma de mostrarnos que allí debajo hay realmente un precipicio.