DE RECIENTE PUBLICACIÓN
Debols!llo, junio de 2007
334 páginas
ISBN 978-84-8346-382-6
Texto de contracubierta:
Saludado por la crítica como un "escritor que hace soñar con la posible renovación de la novela actual", Julián Rodríguez es dueño de una prosa muy personal que usa con inteligencia la elipsis, lo sugerido y no contado, para hablarnos de los náufragos y nómadas de la sociedad actual. Nosotros. Nihilismo, eogísmo y desconcierto están en todos los protagonistas de sus novelas que, por primera vez, se reúnen en el volumen que el lector tiene en sus manos.
La primera de ellas, Lo improbable (2001), es una historia de amor que transcurre en lugares de paso, de veraneo, parca en palabras y llena de sugerencias como una película de Eric Rohmer. Le siguen La sombra y la penumbra (2002), compuesta por tres historias en las que los destinos de los siempre indefensos protagonistas se resuelven entre el campo y la ciudad, y Ninguna necesidad (2006, premio Ojo Crítico de Narrativa), en la que el recurso de narrar lo indirecto y la economía del discurso se mantienen para construir la historia de una pérdida, de una muerte, de un tiempo aplazado.
A destacar:
La fotografía de David Williams elegida por Julián Rodríguez para ilustrar la cubierta de esta novela pertenece al mismo ciclo al que pertenecía la de Lo improbable (aunque ésta fue retocada y virada al azul): Pictures From No Man' s Land, de 1984.
Texto del prólogo:
Este volumen reúne tres libros diferentes (Lo improbable, La sombra y la penumbra y Ninguna necesidad) y diez años de escritura y reescritura: los que van desde el verano de 1996, fecha de inicio de Lo improbable, hasta diciembre de 2006, cuando, al revisar esa misma novela para componer estas páginas, decidí eliminar veintiséis frases y más de un centenar de palabras.
La reescritura es para mí tan importante como la escritura. Y no sólo "volver a escribir lo ya escrito introduciendo cambios", sino también "volver a escribir sobre algo dándole una nueva interpretación". Una interpretación afectada por el tiempo, es decir, en evolución debido al paso del tiempo.
Primero creemos que escribimos una novela autobiográfica (como un exorcismo). Luego suponemos que la novela es también generacional. Al fin, comprendemos que la novela se ha vuelto, de repente, histórica. (Porque el tiempo ha hecho de ella un documento, otro documento más.)
Tiempo. Diez años. Un ciclo.
"En realidad, todas las historias suceden a la vez en pasado, presente y futuro. Podría decirse que resulta inevitable. Cada personaje, al ser ‘representado’, carga ya con la consumación de su pasado, la realidad de su presente y la incertidumbre de su futuro." Esto dice la cita de Leonardo Sciascia que abre Ninguna necesidad, y que podría haberlo hecho en cualquiera de los dos libros anteriores. En todos ellos las historias suceden en pasado, en presente y (muchas veces) en futuro. Y las protagonizan personajes casi siempre sin nombre.
¿Las protagonizan o, más bien, las viven como vidas comunes nada distintas de otras vidas también comunes? El autor quisiera esto último. Aunque parezcan crípticas, las palabras de Günther Guben en una de las novelas cortas de La sombra y la penumbra tratan sobre este asunto: "Me esfuerzo por dejar algo al descubierto donde aparentemente todo está al descubierto".
Algo. Este volumen (tiempo encapsulado) es el final de algo o el principio de algo. Comienza un nuevo ciclo. Al revisar todas sus páginas, a ratos cansado de mí mismo, me he dado cuenta de ello. Las ficciones narradas y a la postre convertidas en documentos han operado, incluso “sentimentalmente”, en algunos momentos de la realidad circundante, en mi realidad. Para provocar o para consolar. Era algo que no esperaba cuando comencé a escribirlas y no puedo sino estar agradecido.
Como también lo estoy a quienes las publicaron: Constantino Bértolo siempre, y Claudio López de Lamadrid, junto a Mónica Carmona, después. A María Casas le debo su recopilación.